Qué lejos se ve la orilla cuando vas nadando con un solo brazo.
Así lo veo, mientras trato de salir de este hoyo gris en el que me siento. Te dices frente al espejo que debes ser fuerte, que no mereces nada de esto, que no eres culpable, que diste todo de ti, que podras superarlo pero, en cuanto estas mejorando un poco llega tu mente y te juega sucio, empieza a traer recuerdos y palabras a tu cabeza y tu corazon vuelve a arrugarse, a morir un poco. Esos pensamientos, esos recuerdos llegan como una ola y te arrastra otra vez al principio oscuro y triste, al fondo donde quedo sumergida tu alma, tu corazón y tu vida.
No quiero estar sumergida. Quiero salir a flote y ver los colores del cielo otra vez, pero siento que estoy luchando una pelea conmigo misma, que tengo un solo brazo para nadar e impulsarme.
Pero, como dice GEPE "La manera más sencilla de llegar hasta la orilla es nunca dejar de nadar" Y sé que no debo dejar de nadar porque esto tiene un final, un final feliz para mi.
